Favela Vigário Geral : 30 ans de l'un des plus grands massacres urbains du Brésil
Favela Vigário Geral: 30 años de una de las mayores matanzas urbanas de Brasil
Reportage Valeria Saccone, Louise Raulais, Amin Guidara, Florian Chevallay.
El 29 de agosto de 1993, un escuadrón formado por 36 policías mató a 21 vecinos de la favela Vigário Geral, en la periferia de Río de Janeiro, con el fin de vengar la muerte de cuatro colegas asesinados el día anterior por los narcotraficantes. La furia policial se ensañó con trabajadores de este barrio obrero, que no tenían ningún vínculo con el narcotráfico. En aquel entonces, fue la mayor masacre de la historia de Río de Janeiro.
Los autores de la masacre eran llamados “Caballos Corredores”, porque entraban en las favelas corriendo y disparando para sembrar el pánico. Aquel día, Brasil había ganado contra Bolivia en la eliminatoria del Mundial de 1994. Algunos trabajadores celebraban el triunfo del 6 a 0 en un bar. Todas las víctimas eran inocentes.
Violencia policial, un fenómeno que perdura hasta hoy
La imagen de los ataúdes amontonados en plena calle dio la vuelta al mundo y reveló el horror de la violencia policial en Brasil, un fenómeno que perdura hasta hoy. Desde 2020, al menos 200 personas perdieron la vida en Río de Janeiro en más de 40 operativos policiales. Además, tres de las cinco operaciones más mortíferas ocurrieron durante el mandato de Claudio Castro, el actual gobernador de Río de Janeiro. Estas redadas persiguen sobre todo a una parte de la población: el 79% de las víctimas policiales son jóvenes y negros, según datos del Foro Brasileño de Seguridad Pública.
“Tenemos dos sociedades brasileñas: una que cree que la brutalidad del Estado es una forma legítima de actuación política. Esta parte de la sociedad es heredera del sistema colonial esclavista que hubo en Brasil. Pero hay otra parte de la sociedad que cree que este sistema colonial esclavista acabó, y tiene que acabar también en la práctica, y ese pasado tenebroso de Brasil necesita ser derrotado definitivamente”, afirma Guilherme Pimentel, jurista y defensor público en Río de Janeiro.
En el 30º aniversario de la matanza de Vigário Geral, nuestro equipo de corresponsales volvió al lugar de los hechos para hablar con familiares y amigos de los fallecidos. Este Boleto de Vuelta se propone recuperar la memoria de una tragedia que se ha repetido con regularidad a lo largo de tres décadas. Este reportaje analiza los momentos más dramáticos de esta escalada de la violencia, que culmina con el fenómeno de las masacres invisibles y de los cementerios clandestinos.
“En aquel momento, matar y exponer los cuerpos, como aconteció en Vigário Geral, era el nivel más elevado de terror y de control territorial que se conocía. Hoy tenemos las masacres invisibles, también llamadas desapariciones forzadas, una forma de terror que está en un nivel superior. Hoy la cosa más terrorífica es que los cuerpos desaparezcan. Sus familias no tienen derecho al velorio, ni al funeral, ni a la memoria… No tienen derecho a nada. La persona simplemente dejó de existir”, explica José Cláudio Souza Alves, sociólogo y profesor de la Universidad Federal Rural de Río de Janeiro.
Cementerios clandestinos
En el suburbio carioca conocido como Baixada Fluminense existen cerca de 100 cementerios clandestinos. Intelectuales y activistas luchan contra la invisibilidad en un territorio que es ignorado por los políticos y los medios de comunicación. El Fórum Grita Baixada, una ONG local, acaba de realizar un estudio inédito sobre desapariciones forzadas con el fin de que este delito sea tipificado en la legislación brasileña.
Entre 2016 y 2020, en esta región de Río de Janeiro hubo 7.709 desaparecidos. “El hecho de tener en muchas masacres la participación de agentes públicos, como los policías, es un agravante potencial para que no sean visibilizadas. ¿Quién va a tener el valor de poner una denuncia en una comisaría donde el propio policía puede haber sido uno de los responsables de estas matanzas?”, destaca Adriano de Araujo, coordinador ejecutivo del Fórum Grita Baixada.
La impunidad suele ser la regla en las múltiples masacres perpetradas en Brasil. De los 51 policías imputados por los asesinatos de Vigário Geral, solo siete fueron condenados. Ninguno de ellos está en la cárcel. Muchos ya fallecieron. En varias ocasiones, la ONU exigió una investigación independiente sobre los exterminios en masa. Se trata de una petición que hasta la fecha no ha sido atendida.